La cautiva es un poema épico del escritor argentino Esteban Echeverría publicado en 1837, dentro del libro Rimas. El texto ha sido considerado como la primera gran obra de la literatura argentina, antecedente inmediato de la aparición de la novela en ese país y a la vez vehículo para el éxito del romanticismo, que el propio Echeverría había introducido en la literatura de habla hispana en una Argentina que aún se encontraba en formación.
El poema está compuesto por 2142 versos, divididos en nueve partes y un epílogo. Las nueve partes son: El desierto, El festín, El puñal, La alborada, El pajonal, La espera, La quemazón, Brian, María. Siguiendo los lineamientos liberales del romanticismo, Echeverría utiliza diversas métricas en sus versos, con predominio de octosílabo y el hexasílabo, tomados básicamente de la poesía popular.
Se trata de un relato heroico, otra característica del romanticismo, centrado en la figura de una mujer común, esposa de un soldado de pueblo, orientado a democratizar la literatura. Echeverría mezcla estilos, y fusiona temas y estilos populares y elitistas. Incorpora el lenguaje popular rioplatense, alternándolo con el lenguaje colonial español. Se ha dicho que: Advertimos en esa tensión entre localismo y universalismo, lo cual traducido a términos culturológicos implica una tensión, no resuelta, entre lo directo y lo predeterminado significativamente, entre lo primitivo y lo culto, entre América y Europa.
El poema está compuesto por 2142 versos, divididos en nueve partes y un epílogo. Las nueve partes son: El desierto, El festín, El puñal, La alborada, El pajonal, La espera, La quemazón, Brian, María. Siguiendo los lineamientos liberales del romanticismo, Echeverría utiliza diversas métricas en sus versos, con predominio de octosílabo y el hexasílabo, tomados básicamente de la poesía popular.
Se trata de un relato heroico, otra característica del romanticismo, centrado en la figura de una mujer común, esposa de un soldado de pueblo, orientado a democratizar la literatura. Echeverría mezcla estilos, y fusiona temas y estilos populares y elitistas. Incorpora el lenguaje popular rioplatense, alternándolo con el lenguaje colonial español. Se ha dicho que: Advertimos en esa tensión entre localismo y universalismo, lo cual traducido a términos culturológicos implica una tensión, no resuelta, entre lo directo y lo predeterminado significativamente, entre lo primitivo y lo culto, entre América y Europa.