Tras el éxito de ventas de las revistas mensuales Frontera y Hora Cero de Editorial Frontera, de Héctor Germán Oesterheld, deciden publicar una nueva revista semanal: Hora Cero Suplemento Semanal.
El 4 de septiembre de 1957 aparece el primer número, que presentaba en sus páginas a El Eternauta, una historieta de ciencia ficción escrita por Héctor Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López.
A la calidad e innovación de la historia hay que sumarle, como uno de los factores del éxito de El Eternauta, la decisión de Oesterheld de situar la acción en Argentina. Distintos lugares reconocibles por el lector se van sucediendo: las calles de Vicente López donde la historia de Juan se inicia, el combate de la General Paz, el estadio de River Plate, Plaza Italia, la estación de subterráneo, Congreso.
Oesterheld hace accesible el imaginario de la ciencia ficción, un género que el público acostumbraba a ver en producciones extranjeras; hace posible su ubicación en el ámbito local, factible que sucedan esas historias que siempre se daban en otros lugares. Y lo hace en un tono realista, no en las formas paródicas o aventureras habituales.
Pero parece haber también un clima local en la historia, que excede a su ubicación geográfica, algo que la aleja de la épica heroica de las expresiones populares del género. La delineación de los personajes, la idea de Oesterheld del héroe grupal, la forma de enfrentar la adversidad, su derrotero frente a una realidad avasallante, entre otros ingredientes, que hicieron que los lectores se identificaran y apropiaran de la historia.
El Eternauta ha perdurado, vigente, generación tras generación, para convertirse en el clásico de la historieta argentina.
El 4 de septiembre de 1957 aparece el primer número, que presentaba en sus páginas a El Eternauta, una historieta de ciencia ficción escrita por Héctor Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López.
A la calidad e innovación de la historia hay que sumarle, como uno de los factores del éxito de El Eternauta, la decisión de Oesterheld de situar la acción en Argentina. Distintos lugares reconocibles por el lector se van sucediendo: las calles de Vicente López donde la historia de Juan se inicia, el combate de la General Paz, el estadio de River Plate, Plaza Italia, la estación de subterráneo, Congreso.
Oesterheld hace accesible el imaginario de la ciencia ficción, un género que el público acostumbraba a ver en producciones extranjeras; hace posible su ubicación en el ámbito local, factible que sucedan esas historias que siempre se daban en otros lugares. Y lo hace en un tono realista, no en las formas paródicas o aventureras habituales.
Pero parece haber también un clima local en la historia, que excede a su ubicación geográfica, algo que la aleja de la épica heroica de las expresiones populares del género. La delineación de los personajes, la idea de Oesterheld del héroe grupal, la forma de enfrentar la adversidad, su derrotero frente a una realidad avasallante, entre otros ingredientes, que hicieron que los lectores se identificaran y apropiaran de la historia.
El Eternauta ha perdurado, vigente, generación tras generación, para convertirse en el clásico de la historieta argentina.